Monday, June 16, 2008


Shyamalan dio más miedo a la crítica que al público
16-VI-08Contra todos los pronósticos que aseguraron en todos los tonos que "El fin de los tiempos / El incidente" en su primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos y Canadá, apenas pasaría los 20 millones de dólares en taquilla, la caótica y frustrante película del joven M. Night Shyamalan ocupó un honroso tercer lugar con ingresos de 30.8 millones de dólares, después de la ganadora, "Hulk, el increíble" con 54.9 millones y la segunda en competencia, la divertida y juguetona "Kung Fu Panda" con 33.8 millones para un acumulado, después de su segundo fin de semana, de 117.4 millones.Pocas veces en los últimos años, una película y su director habían irritado tanto a la prensa como esta historia apocalíptica de miles de norteamericanos que, sin razón aparente o explicada, se suicidan de las formas más violentas, sangrientas y salvajes, como clavándose una aguja en el cuello o arrojándose de lo alto de un rascacielos o colgándose de los árboles de una apacible avenida.Los primeros minutos encierran una eficacia ejemplar, sorpresiva, violenta, llena de sangre y misterio porque el espectador no entiende el origen de tanto dolor, ni sabe hasta dónde llegará la pesadilla. Pero, cuando la película avanza en el mismo tono, autista, entonces el público se impacienta, se distrae, se aburre, quiere salirse pero, quizás el recuerdo y la esperanza de "Sexto Sentido" obligan a quedarse sentados. Para nada. Para sentir que, una vez más, el director ha fracasado.La siguiente es una muestra al azar de los comentarios aparecidos en las últimas horas en algunos de los principales medios impresos de Estados Unidos en los cuales, por contraste, la película del hombre verde y enojado ha sido mejor recibido.Premiere dice: "La película es un desastre y encierra una serie de circunstancias negativas para la carrera del director: sus personajes son más débiles y menos interesantes que los protagonistas de una película cualquiera de la televisión. Los recursos técnicos reflejan una realización y un presupuesto inferiores. No tiene una sola imagen llena de belleza o un momento que recuerde a un buen director. La historia se hunde ante una premisa nacida de un fenómeno físico idiota. La sensación que le queda al espectador es que el realizador no se esforzó lo suficiente.El título genérico e irritante se refiere a la propagación de una toxina en el aire que convierte a las personas expuestas en unos zombis suicidas y todo comienza con una rubia, sentada en una banca del Central Park, removiéndose una aguja del pelo y clavándosela en el cuello. Más tarde un policía se vuela la cabeza con su pistola que es recogida por sucesivos suicidas. El origen de estos males puede encontrarse en dos o tres pistas proporcionadas por el director, quien no se preocupa por orientar al espectador (...) Mientras más avanza la película, más tonta se vuelve".Como anticipándose a la dura reacción de los críticos, Shyamalan dijo en Madrid, sin pudor alguno que se propuso "hacer el mejor film de serie B que nunca se hubiera hecho" en la historia del cine. Este es un homenaje a este tipo de cintas, en el que se mezclan terror y escenas gore con un claro objetivo: hacer reír con una trama apocalíptica". Y agregó, quizás en un gesto de candidez: "La película no tiene un mensaje, porque el cine es entretenimiento y, en este caso, quería que nos riéramos de lo que está pasando, aunque tiene un final desesperanzador".El New York Times, por su lado, fustiga al director por mantener, en medio del fracaso de sus últimas películas, una actitud egocéntrica que ha provocado una reacción airada de los medios, sobre todo con una película como ésta, condenada al fracaso aún antes de su estreno. Destaca cómo la fotografía de Tak Fujimoto (colaborador de Jonathan Demme), crea una atmósfera que se apoya en esos cuerpos que caen de los edificios altos (recordando quizás las víctimas del 11-S) o los árboles que se mecen, haciendo innecesarias las palabras. Por supuesto, señala cómo esta es la primera película de Shyamalan marcada con una R (restringida a menores), por mandato del estudio.Añade el diario que Zooey Deschanel como la esposa de Mark Wahlberg no logra su personaje, a diferencia del actor quien, por momentos, logra convencer al espectador sobre el peligro que los rodea, no importa que el director no identifique ese peligro pero lo cierto es que está cercano, mientras el director repite sus trucos de otras ocasiones: la cámara que avanza y retrocede al lado de los personajes; éstos, paralizados en mitad de calles y carreteras; un columpio meciéndose solitario al golpe del viento; ojos desorbitados; bocas muy abiertas, todo muy previsible.El comentarista del NY Times dice que una de las características del suspenso creado por Shyamalan, aún en sus peores películas, se basa en que el espectador siempre se pregunta qué viene después pero en "The Happening" se le olvidó ese recurso y las escenas se convierten en simples retablos que se suceden unos a otros.Agrega que, "Cuando la película llega a un lugar donde varias personas cuelgan de los árboles en una formación ordenada, las imágenes de los suicidios masivos han sido despojadas de su horror y lo que era una calamidad humana se convierte en una decisión estética. Algo ocurre, de acuerdo, pero el director que se divierte haciendo de Dios, no se molesta en decir qué pasa. ¿Qué es lo que ocurre, exactamente? ¿Es el fin del mundo? ¿Otra crisis como la de Chernobyl? ¿La peor pesadilla de Al Gore? Shyamalan nos cuenta, más o menos, dejando al espectador sin comprender mucho. Ese es el problema con los guiones: necesitan entretener o sostener el peso de una tragedia. Golpeando al mundo, desajustándolo solo porque estás locco, no es suficiente".Otro semanario, EW, dice que la película parece un episodio sacado de la serie Twilight Zone porque los espectadores nunca saben el motivo de esos suicidios colectivos y se plantean encontradas hipótesis: ataques terroristas; un virus; una toxina que se propaga en el aire; la herencia de un desastre nuclear…en fin, situaciones familiares y oscuras para quienes hayan seguido las películas anteriores del director, cuyo estilo podría llamarse Shyamalanía, con insistencia en detalles horribles y las lecciones y amenazas que la madre naturaleza sabe lanzar sobre los humanos amenazados y acorralados.Village Voice afirma que Shyamalan intenta emular a John Carpenter (con sus escenas sangrientas) y Stanley Kubrick (con su aparente sangre fría), y logra una película que es un puñado de tonterías: efectos tontos, horror tonto, tontería de tonterías que quiere ser una versión horripilante del documental de Al Gore porque todos somos responsables de la muerte del planeta. Agrega que el espectador, ante la ausencia de explicaciones por parte del guionista y director tiene que imaginarse lo peor mientras los personajes se quitan la vida mediante distintos recursos. En medio de ese caos y esa atmósfera de muerte, la esposa del protagonista se preocupa más por ese enamorado que le deja mensajes de texto en el celular.Los Angeles Times comenta que los espectadores, perdidos en medio de tantos suicidios y cuerpos que se lanzan al vacío, ya no se preguntan por el origen del virus, ni dónde pueden sentirse seguros, ni si existe una vacuna contra ese mal generalizado, especialmente en determinadas zonas de Estados Unidos, prefieren plantearse otros interrogantes: ¿Cómo hizo Wahlberg para lograr el peor trabajo de su carrera? ¿Qué inspiró al director para escoger, equivocadamente, a Deschanel como la esposa insatisfecha? ¿Qué hace John Leguízamo en un personaje que nunca tiene veracidad? ¿Por qué el protagonista se siente más afectado por sus problemas conyugales que por la amenaza de de ese virus que se propaga y mata gente y nadie puede combatirlo?El semanario Time elogia las escenas iniciales de la película: las muchachas sentadas en una banca del Central Park, una de ellas matándose y varias cuadras más allá, los obreros de una construcción presenciando la caída de varios compañeros. Dice que con esas escenas Shyamalan hubiera logrado una buena película pero, lo que demuestra con "The Happening" es que después de "Sexto Sentido" no pudo recuperar su toque personal para el horror, hundiéndose con historias descosidas, como ésta.Reconoce el semanario que la película tiene escenas bien logradas: el hombre alimentado a los leones con sus brazos; la bucólica panorámica de una calle de Princeton con los árboles llenos de ahorcados; el conductor de un jeep estrellándose contra un árbol; un bus en un lago pero, estas viñetas están sueltas y jamás forman el cuerpo de una historia, con decisiones ridículas: si el viento es el que transporta el virus, ¿por qué la gente no se queda encerrada en sus casas y evita la muerte? Y lo que es peor, los protagonistas demuestran su terror arrugando la frente o mordiéndose los labios y abriendo desmesuradamente los ojos azules y tontos. La revista Time propone una pregunta: ¿Cuál es el director importante que ha realizado seis películas consecutivas, cada una inferior a la anterior? Y finaliza con un comentario ácido: la crisis en que se halla el director es digna de una película... realizada por Shyamalan.



Salma Hayek y Penélope Cruz niegan cualquier relación con "narco" mexicano La actriz española Penélope Cruz y su colega y amiga mexicana Salma Hayek han desmentido cada una por su lado cualquier relación con el narcotraficante mexicano Sergio Villareal "El Grande", después de que un testigo protegido declarase que ambas se alojaron en la casa del "capo" en Durango mientras filmaban "Bandidas" hace cuatro años, lo cual fue publicado el martes por el diario El Universal. La publicista de "Pe" dijo que nunca pernoctó en esa residencia y que mucho menos conoció a su propietario, mientras que Salma reconoció haber residido allí, pero aseguró que la propiedad había sido directamente alquilada por la productora francesa del film y ella desconocía a quien pertenecía. "En 2004, la oficina de producción de "Bandidas" arregló el alojamiento para todos los actores, como es la práctica usual en la industria del cine. Penélope Cruz escogió quedarse en un hotel, mientras que Salma Hayek eligió una casa debido a que viajaba con sus perros. Hayek nunca tuvo conocimiento alguno de quién era el dueño de la propiedad, ni tuvo contacto con los propietarios, ni con nadie asociado a los dueños de este inmueble alquilado y pagado por la compañía de producción", se afirma en el comunicado conjunto de las publicistas de ambas actrices. Antes de esa información, El Universal habló con Antonio Rubial, representante de Penélope Cruz, quien se mostró muy disgustado por que el medio diera crédito a un delincuente y no confirmara los hechos: "¿Pones la mano en el fuego por las declaraciones de esos testigos protegidos? Yo no la pongo. Todos sabemos cómo funcionan esas cosas en México y hasta qué punto la fuente es fiable", declaraba Rubial. Sergio Villareal, propietario de la casa donde permanecieron Salma y sus perros forma parte de la organización delictiva de los hermanos Beltrán Leyva, considerados entre los más importantes traficantes de drogas del país.